TRILOGÍA SOBRE EL AMOR. Capítulo 2.


     Durante mi paseo a casa fui escuchando música y tenía que disimular mi entrepierna por la calle, solamente de pensar en ellos dos y pensar en todo lo que había pasado… y deseando más y más veces.

         El último tramo del paseo se me hizo eterno, estaba deseando llegar a casa para escribirles, cuando me contestaron a los pocos minutos…. Uno de ellos ya estaba en la cama y el otro también acababa de llegar a casa; ahora mi plan era cenar algo, reponer fuerzas y descansar, pero sin poder sacarles a ellos de mi cabeza. No podía imaginar que iban a ser tan importantes para mí. Me resistía a pensar que una persona iba a mostrar tanto interés hacia mí y mucho menos dos a la vez, era extraño porque no dejaba de ser un interés sexual pero también existía una gran conexión sentimental.

Llámalo falta de autoestima, de cariño, de afecto… pero me hicieron sentir especial, por una vez me sentí querido, amado, ellos me hicieron sentir especial durante unas horas y eso para mí no tiene precio.

          Al día siguiente hicimos un grupo de whatsapp para los tres, “Trilogía sobre el sexo” se llamó en un principio, lo que poco después pasó a llamarse “Trilogía sobre el amor”.

         Los días pasaban, nos dábamos los buenos días e incluso las buenas noches, hablábamos a diario, nos contábamos cómo iba el día en el trabajo o lo que hacíamos en nuestro tiempo libre, aunque coincidir los tres para vernos no era tan fácil como esperábamos, los turnos de trabajo de Fran con sus guardias, los viajes por trabajo al extranjero de Mikel y mis visitas programadas a mis padres no facilitaban volver a vernos, pero los tres teníamos ganas y lo demostrábamos cada día.

        Dos semanas después tuvimos una cita Fran y yo, en principio la idea para tomar un café, él venía al centro a cortarse el pelo a una barbería cercana a casa, así que aprovechamos para vernos y tomar algo. Enviamos unas fotos a Mikel porque entre nosotros no escondíamos nada, y nos respondió con otra foto desde el trabajo, sonriente y tan guapo como siempre… “tomaos una caña a mi salud”, nos escribió también; pero ese café acabó por alargarse y le invité a cenar en casa, preparé algo ligero, una ensalada y poco más, acompañada de un vino blanco. No fue nada íntimo porque rondaba por allí el chico con el que comparto piso, pero evidentemente, la compañía y la conversación dio mucho de sí. Fran y yo nos conocimos mucho más esa tarde y esa noche.

Al finalizar la cena le invité a quedarse a dormir conmigo y con una sonrisa tímida me contesto:

“¿Estás seguro? ¿Y Mikel?”

“Claro que estoy seguro… en cuanto a Mikel, vamos a decírselo también”, le contesté yo.

“Venga, vamos a decírselo, por si puede escaparse, pero si te parece mejor, nos vamos a mi casa que estaremos realmente solos”, me dijo Fran.

Escribimos los dos en el grupo Trilogía sobre el sexo, invitando a Mikel y enviándole otro nuevo selfie nuestro.

Mikel contestó a los pocos minutos:

“Chicos, me encantaría, me apetece muchísimo, pero mañana tengo que madrugar mucho… me vale con que penséis en mí”.

Fran y yo nos quedamos un poco plof con la contestación de Mikel, pero decidimos dormir juntos nosotros, tal y como había surgido, evidentemente íbamos a pensar en Mikel y tenerle presente en todo momento, así que nos fuimos a su casa en su coche, ya volvería yo al día siguiente al centro en tren o en metro.

           Una vez en su casa, nos tomamos una última copa de vino sentados en el sofá y él propuso:

        “¿Por qué no nos llevamos la copa de vino a la habitación y nos vamos poniendo más cómodos?”

       Así que eso hicimos, pero conforme nos íbamos quitando la ropa, en la habitación a media luz, nos fuimos olvidando de las copas de vino que dejamos encima de la cómoda.

           Mientras nos desnudábamos, Fran cogió de un cajón un frasco de Popper y lo dejó encima de la mesita, a mano… lo siguiente que pasó no tuvo precedentes.

Cero romanticismo, cero delicadeza, cero sentimientos dulces… “Oh my God!”, me gustó tanto… Nos faltó Mikel, pero fue salvajemente excitante e intenso. Popper, sexo, sin necesidad de palabras… quedamos para tomar un café, fuimos a mi casa para cenar tranquilamente y nos acabamos yendo a su casa los dos solos.

          Me cautivó… porque fue muy atento y hospitalario, buen sexo además, del que me gusta a mí, sin mucha delicadeza digamos, cariñoso fue después, me abrazó por detrás para dormir… yo ya tenía más que suficiente.

Por la mañana me desperté yo antes que él y no se me ocurrió otra cosa que despertarlo metiéndome yo bajo las sábanas y, aunque se hizo el dormido y el remolón durante un rato, al final despertó, gimiendo, luego gruñendo, luego manejando él los movimientos de mi cabeza y luego apartando las sábanas ya me manejó a su antojo y... no tuvo miramiento ninguno, del tirón, de un empujón.

El gruñido que salió de mi cuerpo no le provocó la más mínima preocupación y además continuó sin yo pedirle tampoco que parara... Hubo unos segundos que me acordé de Mikel, pero tenía el cuerpo demasiado ocupado como para pensar en otras cosas.

Cuando acabó... Quedamos empapados de sudor y respirando agitadamente; fuimos a la ducha juntos; quedamos relajados los dos, así que tranquilamente nos vestimos y me llevó a desayunar a un sitio cercano a su casa… me pareció encantador… el lugar también. Yo me dejo enamorar por los detalles tontos.

Mientras desayunabamos enviamos a Mikel un par de fotos y un vídeo que grabamos la noche anterior. Contestó riéndose y mostrando cierta envidia, aunque nos contestó enviando una foto subidita de todo al ver nuestro video... Dura y enorme.

"Tenemos que coincidir los tres otra vez", escribí yo en el grupo de whatsapp.

"De eso se trata, pero yo estoy muy ocupado y no quiero quitaros oportunidad de veros", respondió Mikel.

"La semana que viene tengo el fin de semana libre, ¿quedamos sábado?", volvió a escribir Mikel.

"Yo tengo turno de trabajo, pero intentaré cambiarlo", respondió Fran

"Yo también estoy libre el fin de semana libre amores", les dije yo.

Dos días después...

"Chicos, he cambiado el turno del sábado, os recojo a las 20h y os venís a casa... Pero hasta la tarde del día siguiente no os llevo de vuelta", dijo Fran en nuestra “Trilogía sobre le sexo”.

Mikel y yo le contestamos entusiasmados, mostrando nuestras ganas de que llegara ese día. Íbamos a esperar impacientes los cuatro días que faltaban para vernos.

Durante esos cuatro días estuvimos comentando y hablando sobre los planes para esa noche, para que fuera una velada espectacular.


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